Es lo que senala la de las entrevistadas en el articulo, que recuerda que ocurrir anos con alguien no te da derecho sobre su vida.

“No puedes solicitar a tu esposo que nunca cometa ningun desliz, que no beba un poco mas o que nunca mire a otra”. O aquella escuelero que reconoce que “mientras que este vacante para mi, le dejo realizar porque creo que goza de derecho a tener su libertad asi­ como yo haria igual si la ocasion se presentarse”. Frente a estas infidelidades sobre experiencia, transitorias y no ha transpirado perdonables, se encuentran las cronicas, que sugieren un mensaje mas preocupante en el trasfondo, o las infidelidades “por principio”, las propias de alguien que considera que ser desleal es parte sobre sus derechos en la comunicacion. Gigantesco pieza sobre las testimonios de aquellas que consienten el adulterio coinciden en su pragmatismo: igual que explica la cronista Marie, “prefiero a un hombre infiel que me sepa satisfacer a diferentes niveles que a alguien devoto asi­ como que nunca me deje satisfecha”. Lo que nos lleva a hacernos la pregunta pertinente: ?por que damos tanta trascendencia a la fidelidad cara a otros valores que quiza fueron mas notables?

?Para que sirve que nunca te enganen?

La biografia humana ha basculado dentro de epocas en las que la infidelidad era ojeada como alguna cosa frecuente (las mas) y algo indeseable (las menos). En la actualidad seguramente nos hallemos en este flanco sobre la peso, como recuerda en el reportaje Robert Neuburger, autor de La pareja: lo deseable y lo expuesto (Payot). El psicoanalista asi­ como terapeuta explica que la fidelidad es en el siglo XXI un valor cargado sobre un potente simbolismo y que, igual que semejante, puede quedar complicado. “Con la fidelidad erigida igual que un mito, al mas diminuto desliz, la pareja se descompone”.

Las parejas de las cuales la fidelidad nunca es un valor fundamental tienen otros en su puesto, como la solidaridad o la empuje

De alla que resulte mas beneficioso sustentar la disposicion menos rigida frente a la infidelidad. Por una parte, relativizando su importancia en favor de otros problemas abundante mas daninos (maltrato corporal o psicologico, como podri­a ser):es el caso sobre unacita que reproduce el cronica asi­ como en la cual una mujer de 30 anos senala, sobre forma ironica, que “si descubriese que mi marido ha votado a la extrema derecha, lo dejaria, No obstante nunca si me engana”. En diferentes palabras, el adulterio nunca seri­a lo suficientemente importante en la escala de valores de la contacto como de colocar en peligro esta, No obstante si puede serlo votar a un partido extremista.

“Las parejas para las cuales la fidelidad nunca es un precio fundamental tienen otros, como la solidaridad o la confianza”, concluye Neuburger. Si en la Francia de los anos de vida setenta lo mas fundamental era la liberacii?n, asi­ como de alla que proliferasen las relaciones abiertas, la tendencia ha cambiado asi­ como vivimos de nuevo en la era de la fidelidad. Asi­ como quiza la enmienda al adulterio nunca se encuentre tanto en acabar con todo el mundo los deslices (?es semejante cosa posible?) como en acabar conuno de las desmedidos mitos modernos.

“En Francia se besan en la avenida Principal / seri­a apego, no una presentacion barata”. En «In France They Kiss on Main Street», Joni Mitchell sintetizaba en un par de versos la vision que de el apego en Francia se goza de en Estados Unidos en particular y no ha transpirado en el resto del mundo en general. Se trata del estado del apego, del lujo, sobre la capacitacion sentimental; para resumir, de la vanguardia romantica que senala al resto de naciones, mas pacatas, cual es el camino a continuar. Ser el estado que vio nacer al Marques sobre Sade, Charles Baudelaire bgclive y no ha transpirado Georges Bataille no seri­a secrecion sobre pavo.

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